“En un brote anterior de SARS 21, en los años 2002 y 2003 en China, hay estudios que relacionan la letalidad causada por el virus con la calidad del aire de las zonas afectadas”, afirma Michael Seeger*, Doctor en Ciencias, mención Bioquímica y Biología Molecular.
Esto implica que, a mayor contaminación atmosférica, mayor y peor es el efecto que pueden tener patógenos como el coronavirus sobre la salud de las personas.
En Chile se habla que la contaminación atmosférica causa 4 mil muertes al año y muchas de enfermedades, es decir, los ecosistemas donde hay alta contaminación son más frágiles frente a un agente patógeno como el coronavirus.
Las medidas de aislamiento social implican estar más en casa y como tremendo beneficio trae el control del patógeno, pero si se utiliza más calefacción al interior de las casas se produce contaminación intradomiciliaria, que puede traer contaminantes microbiológicos. Existen comunidades microbianas que están en el aire, que interaccionan con material particulado y que pueden jugar un rol importante en la enfermedad.
Por lo tanto, se debe avanzar en un programa que permita reconvertir la fuente de calefacción, para que las personas que utilicen calefacción a leña o parafina puedan utilizar electricidad a gas, que son menos contaminantes
*Michael Seeger es profesor titular del Departamento de Química de la Universidad Técnica Federico Santa María y miembro del Comité Científico para el saneamiento del terreno Las Salinas en Viña del Mar.